jueves, 10 de febrero de 2011

NINGUN PUEBLO SER LIBRE MERECE……:


Es lamentable la imagen que damos a nuestros visitantes de país de corrupción y servilismo.   Nada mas desembarcar del avión, nos encontramos con que alguien nos ofrece pasar delante de la interminable fila, a cambio de un “regalito” como es de suponer, o un servicio V.I.P.  por parte de los empleados de aduanas que siempre encuentran alguna cosa en nuestro equipaje de la que reclamarnos, o el oficial de migración que nos encuentra cara de terrorista en el pasaporte y condescendientemente hace la vista gorda a cambio de un detalle y si cree que ahí queda eso, va muy engañado, después, a la salida, tras pasar la barrera de taxistas acosándonos con sus ofertas, llegaremos a nuestro carro donde nos espera, muy discretamente, uno de los empleados de seguridad del parqueo, o nos ayuda a sacar el carro, aunque haya sitio de sobra, con la esperanza de que aflojemos una propinilla.  Bueno ya hemos salido del aeropuerto, ahora llega algún control policial en el que podríamos llevar un cañón y no lo encontrarían, ya que no es eso lo que buscan, pero nadie nos va a librar del eterno “ya ute sabe, la vida aquí esta muy dura….”; tras aflojar los siguientes cien pesos, podemos proseguir viaje, pero, ¡ah amigo!, ¿creía que había acabado todo?, nooooo, aun falta cuando debemos de ponerle un poco de agua al radiador, en cuanto levantamos el bonete, aparecen un millón de “mecánicos de oportunidad” que si les dejamos desmontarán el coche por completo buscando averías jamás descritas en manual alguno, a los que naturalmente habrá que financiar con alguna fría como mínimo, aunque solo estuvieran mirando o como pasó a mi esposa alumbrando con los faros de su carro.  Esta es la degustación de bienvenida con la que seremos recibidos a este “País de las Maravillas” y probablemente nuestro equipaje llegará hasta casa sin ninguna falta, que ni sirve reclamar los robos por ser parte del peaje del aeropuerto; luego nos falta el día a día de vivir acá, cuando debemos resolver algún papel oficial y se nos tiran encima (y es literal), como moscas a un pastel, infinidad de abogados sin título ofreciendo sus servicios o se prestan a ofrecernos sus consejos en cualquier oficina gubernamental  para cazarnos como a un arenque y desplumarnos como a un pollo, además de los eternos parqueadores y pedigüeños de semáforos del los que más vale ni hablar.  Dejamos de un lado cuando te toban o asaltan  que más vale ni denunciar por no perder el tiempo escuchando fanfarronadas de algún tenientillo que tan solo pretende que le aflojemos algo, otra película real que asemeja de ciencia ficción con tonos surrealistas.
Y no es que solo me queje de la fachada deplorable que mostramos al turista, me quejo de por que debemos aguantar toda  esta repugnancia.            De poco sirve si ponemos leyes contra la corrupción o departamentos anticorrupción o asuntos internos si no equipamos los puestos institucionales con verdaderos funcionarios profesionales, de poco servirá,  si no cambiamos la mentalidad de las personas mostrando la realidad de la corrupción.
Me molesta que una tierra con tantas virtudes, a la que amo tanto, deba bajar la cabeza avergonzada a la vista de las estadísticas de servilismo y corrupción.

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