jueves, 21 de julio de 2011

LA INDIGNACION DE "LOS INDIGNADOS"

Cuando perdemos un poquito de tiempo en los noticiarios, observamos a los políticos tirándose piedras dialécticas de unos a otros y responsabilizando a los opositores de los males que aquejan al país.            Curiosamente, es muy difícil escuchar que un partido reconozca un “patinazo”, tanto sea por no gobernar adecuadamente como por no hacer una oposición adecuada, es mucho más fácil desviar la atención de la audiencia hacia afuera y si no funciona el consuelo de “en otros sitios se está mucho peor”, “cuidado que viene el lobo” o “soy menos malo que el otro”; o fomentar el fanatismo político para que las masas descerebradas sigan manteniendo alternativas que tan solo se diferencian en sus siglas. La cuestión, por mucho que la disfracen es que, a sabiendas o no, nuestros gobernantes, se sienten en el lado que se sienten de nuestros parlamentos, han demostrado una incompetencia atroz, se han cargado el estado del bien estar con que antaño se llenaban la boca y de poco sirven las escusas del “mal de muchos consuelo de tontos”, lo han hecho fatal y han demostrado que ninguno de ellos sirve para nada limitándose a dar más excusas que soluciones a pesar del inmenso poder con el que cuentan gracias a nuestros votos; lo habitual en estos casos es despedir a toda la plantilla y buscar a otra que hable menos pero trabaje de verdad.
En un principio, esta opción parece imposible, esa es la idea, crear un ambiente que el “pueblo” no pueda cambiar o al menos hacérselo creer; el problema no está en quien manda, el problema es que el sistema no funciona, llegó a su fin al igual que les paso a las monarquías absolutistas, restos del Sacro Imperio Romano que con el tiempo perdieron su razón de ser y por ello tuvieron que desaparecer, por la buenas o no.
La democracia o mejor, lo que conocemos como tal, ya no sirve; por mucho intente globalizarse y perpetuarse por medio de un parlamento internacional, un ejército internacional, banco internacional y otras organizaciones globalizadoras, está dando sus últimos estertores y si no reaccionamos a tiempo se convertirá en la estructura totalmente tiránica e inhumana que empieza a dar sus primeras muestras en la actualidad.     Entramado que, a base de la manipulación de la información, legitimiza las atrocidades más aberrantes; baste como ejemplo, la guerra de Irak, Afganistán, Libia, donde unos principios libertadores ocultan un interés puramente de control de las fuentes de energía o pura estrategia económica; todo ello bien regado con la sangre de inocentes, con uniforme o no y financiado con el sudor de los infelices inconscientes a los que pertenece el que escribe estas letras.
Que poca diferencia encuentro con las guerras religiosas de antaño, donde en nombre de Dios de justificaban exterminios sistemáticos con la única motivación de la extensión del poder.
Por suerte asistimos a los primeros casos de “despertados”, la juventud, esa masa de personas que parecían estar desengañadas de todo, cuyas aspiraciones en la vida no llegaban a ningún sitio, esos perdedores con “sangre de horchata” que tan solo servían para ir de marcha y drogarse, han despertado, han descubierto el juego y con voz clara y unánime le han dicho a los poderosos, ¡FUERA!, derechas, izquierdas, autonomistas, verdes, ¡LARGO DE AQUÍ!. Naturalmente han dejado boquiabiertos a nuestros políticos, incapaces de rebatir sus argumentos y que como es habitual están buscando el estribo para subirse a ese caballo y redirigirlo a los cauces habituales, pero si realmente esta humanidad tiene solución espero no exista estribo alguno.
¿Y ahora qué?, la verdad, no lo sé, no tengo ni idea, pero está claro que, o cámbianos absolutamente todo y basamos nuestra sociedad en principios no materialistas, o lo que estamos viendo cada vez irá a peor hasta acabar con nuestra especie.   Las estructuras han de servir para hacer felices a los humanos, a todos ellos, establecer relaciones basadas en la justicia, en la igualdad, y en la fraternidad que antaño enarbolaron lo revolucionarios de antaño con, a menudo desastrosas consecuencias.             Estos principios no han de imponerse por la fuerza, deben basarse en el convencimiento íntimo de cada individuo y probablemente es el destino de la humanidad, espero…...

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