Pero…¿Qué pasó aquí?
Señores, esta es su tierra, por la que sus abuelos y padres dejaron su vida, esta su patria; si no les gusta, cámbienla. No cambien de presidente, sindico o diputado, eso no arreglará nada si no estamos dispuestos a hacer cambiar las cosas de verdad, no huyan mas allá de sus fronteras dando la espalda a las raíces de las que yo estaría orgulloso, cambien su país. En su magistral himno nacional reza “ningún país ser libre merece…..” que el verso no se convierta en un vaticinio de los padres de la patria hacia sus hijos, ustedes. Este país vale la pena, se lo puedo asegurar y en ello tengo empeñada una parte de mi vida, pero si no cambian su propia mentalidad, heredarán la agonía del miserable que jamás saldrá de su pobreza por haberla cobijado en lo más profundo de su alma.
Nadie les dará derecho alguno si no están dispuestos a exigirlo, nadie respetará su libertad si no pretenden defenderla.
No son las mayorías las que cambian al mundo, son las personas dispuestas a defender lo que creen; Jesús no era mas que un carpintero en un diminuto país colonizado por uno de los imperios mas poderosos de la historia del hombre; Mahoma un pastor de chivos en medio de un desierto y vaya si cambiaron el mundo (no pretendo entrar en consideraciones relijiosas sobre ambos personajes). Tan solo apostaron por sus propios proyectos y por esa convicción les siguieron las masas sin a menudo comprender sus postulados. De este tipo de héroes tienen plagada su propia historia y por ello me asombro mas todavía.
No es esta nación diferente a otras, a veces bajo yugos mucho mas pesados, cuyos pueblos dijeron, ¡basta ya!, y su clamor fue tan fuerte que cambiaron las cosas.
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