A nadie llama la atención, no poder abrir un periódico sin que se hable de una u otra forma de nuestros socios de territorio, Haití y el tema acalora las conversaciones a lo largo y ancho del país, quizá debamos enfriar un poco los ánimos y aplacar los orgullos nacionales para vislumbrar cierta claridad entre la bruma de la incomprensión.
Está claro que Haití, es una república independiente y de pleno derecho, con su cultura, historia, sus leyes y todas las diferenciaciones que podamos apuntar con sus vecinos, nosotros. En este caso, la frontera no solo es una línea imaginaria solo visible en los mapas y quien pretenda la unificación de ambos territorios, solo demuestra que desconoce la realidad por encumbrado sea el puesto que ocupe.
De todas formas, a mi modesto entender, si que es bueno desarrollar entre ambas naciones acuerdos que tiendan a proyectos comunes, no en balde compartimos la misma isla.
Así pues, un buen primer paso, sería crear un comité permanente entre ambos estados, con representación de primer nivel de cada país y presencia internacional (que debería financiar el largo y costoso proceso), que fuera deshojando el repollo hasta llegar a las hojas buenas, es decir, a aquellos temas que se puedan compartir, buscando coincidencias y caminos para suavizar las divergencias de forma de poder encajar el complicado puzle antes de seguir perdiendo mas piezas. No pretender forzar las cosas, elevar el nivel de ambos países antes de levantar las diferentes barreras para evitar mareas devastadoras en uno u otro sentido.
El primer obstáculo a superar es la falta de voluntad de los políticos de todos los partidos del país en este ambicioso proyecto por encima de los intereses personales y de partido, conseguir que enviaran el mensaje al pueblo de que, a pesar de los muchos sacrificios que costará hay un horizonte beneficioso para todos, llegar a esta conclusión costó en Europa miles de años de guerras inútiles, hasta que se comprendió que no importaba quien estuviera arriba, si tiraba del carro de todos (aun hay gente que no lo entiende). Por otro lado, Haití es un país muy inestable, políticamente hablando, no se sabe quien representa la voluntad popular para poder negociar, de hecho realmente hace muchos años que no hay un gobierno real y nadie puede predecir si está en los albores de una dictadura, democracia, revolución o simplemente seguirá igual. Además la Comunidad Internacional no tiene gran interés de resolver nada, limitándose a maquillar la conciencia de sus ciudadanos propios con palabrería y reuniones en hoteles de cinco estrellas, que está claro con que dinero se pagan y algunas migajas que rebosan del plato.Entre tanto, las personas mueren a uno y otro lado de la frontera de enfermedades que ya no matan a nadie, pierden la esperanza, si la tuvieron alguna vez y ninguna de las dos naciones podrá levantar cabeza. No nos pensemos que está situación no nos afecta, salga a la calle y vea.

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